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Luis Alberto Vittor | Victoria Woodhull: Una temprana feminista antiabortista y precursora de la Eugenesia

  




Dueña de una personalidad interesante, Victoria Woodhull (1838-1927) fue la primera mujer que en 1872 se proclamó candidata a la presidencia de Estados Unidos como forma de reclamar el voto femenino. También fue una gran figura de las altas finanzas, se la considera como una de las primeras mujeres brokers que operaron en Wall Street. Sus convicciones feministas están claramente expresadas en estas líneas: «Every woman knows if she were free, she would never bear an unwished-for child, nor think of murdering one before its birth». [«Cada mujer sabe que si fuera libre, nunca tendría un hijo no deseado, ni pensaría en asesinarlo antes de su nacimiento»] Cité este pensamiento, tomado del sitio ClinicQuotes, dirigido por Sarah Terzo, para mostrar que Victoria Woodhull no tenía un ideario distinto al de las feministas posteriores, también era partidaria de la libertad sexual de la mujer y del divorcio, incluso consideraba a la maternidad como una esclavitud y creía que ninguna mujer debía ser obligada a ser madre, pero en tanto la mujer tomara provisiones para no quedar embarazada. 

Como partidaria del «amor libre» y la «emancipación sexual» de la mujer, sostuvo puntos de vista que muchas feministas de hoy día suscribirían. En aquel tiempo «amor libre»  significaba que la mujer pudiera casarse con quien quería, ser dueña de su cuerpo, tener o no tener hijos a voluntad. Sobre la emancipación sexual de la mujer, Victoria Woodhull escribió: «Si las mujeres pasan de la esclavitud a la libertad sexual, a tener el control y posesión de sus órganos sexuales, el hombre estará obligado a respetar su libertad». Y respecto al matrimonio sostuvo también: «Tengo el derecho inalienable, constitucional y natural de amar a quien yo quiera por el tiempo que pueda y ninguna persona ni ley está autorizada a intervenir en este derecho». El «amor libre», o derecho de amar a quien la mujer quiera y por el tiempo que pueda, era un pedido explícito del divorcio. Aunque su ascendencia en el movimiento feminista iba en aumento, no siempre las demás feministas estaban de acuerdo con todas sus ideas. Susan B. Anthony, por ejemplo, una de las pioneras que tenía una gran influencia,  desconfiaba de sus métodos de lucha y rechazaba sus «escandalosas» ideas sexuales, pero estaba de acuerdo con el derecho al sufragio femenino. 

La participación de Victoria en 1871 en la National Woman Suffrage Association (NWSA) y su defensa de que el derecho al sufragio femenino ya estaba implícito en un par de enmiendas de la Constitución le dio muchos apoyos en el sufragismo. De hecho, Victoria Woodhull, siguiendo esa doctrina, fue la primera en realizar una petición formal del derecho al voto femenino ante el congreso de los Estados Unidos, acto que recogió toda la prensa de la época. Victoria Woodhull era clara y contundente respecto al derecho a la vida del no nacido, y expresó su rechazo al aborto desde un punto de vista ético. Sin ambages consideraba el aborto como una práctica sin moral. En un artículo escrito el 20 de junio de 1874 y publicado el semanario feminista Woodhull and Claflin’s Weekly, que fundó y codirigió con su hermana Tennessee Claflin, Victoria Woodhull sienta su posición antiabortista desde el título mismo: «The Slaughter of Innocents» («La Matanza de Inocentes»): «Wives deliberately permit themselves to become pregnant of children and then, to prevent becoming mothers, as deliberately murder them while yet in their wombs. Can there be a more demoralized condition than this?» [«Las esposas permiten deliberadamente ellas mismas quedarse embarazadas de niños, y para evitar ser madres, con la misma deliberación los matan cuando aún están en sus vientres. ¿Puede haber una condición más desmoralizadora que ésta?»] 

Woodhull es cuidadosa al calificar el aborto como «condición desmoralizadora». En inglés el término «demoralized» es hacer que alguien «se desvíe o se aleje de lo que es bueno o verdadero o moralmente correcto», equivale a «corromper la moral» de alguien. Más adelante señala: «We are aware that many women attempt to excuse themselves for procuring abortions, upon the ground that it is not murder. But the fact of resort to so weak an argument only shows the more palpably that they fully realize the enormity of the crime. Is it not equally destroying the would-be future oak, to crush the sprout before it pushes its head above the sod, as it is to cut down the sapling, or cut down the tree? Is it not equally to destroy life, to crush it in its very germ, and to take it when the germ has evolved to any given point in its line of development? Let those who can see any difference regarding the time when life, once begun, is taken, console themselves that they are not murderers having been abortionists». [«Somos conscientes de que muchas mujeres intentan excusarse a sí mismas de abortar, alegando que no es un asesinato. Pero el hecho de recurrir a un argumento tan débil sólo muestra con mayor evidencia que son plenamente conscientes de la enormidad del crimen. ¿No se está igualmente destruyendo el posible futuro roble aplastando el brote antes de que empuje su cabeza sobre el césped o cortar el árbol cuando es joven? ¿No es igual a destruir la vida, aplastarla en el mismo germen y tomarla cuando el germen ha evolucionado hasta un punto determinado de su línea de desarrollo? Dejemos que aquellos que pudiendo ver alguna diferencia en lo que se refiere al momento en que la vida, una vez comenzada, es tomada, se consuelen a sí mismos pensando que no son asesinos habiendo sido abortistas».]

Es muy interesante la postura ética de Victoria Woodhull sobre el aborto porque estamos ante una de las primeras feministas que más abogó por la libertad sexual de la mujer y que veía en la maternidad una forma de esclavitud femenina porque coartaba esa libertad. Sin embargo, no se anda por las ramas ni a medias tintas para definir al aborto como un «asesinato». Victoria Woodhull no fue precisamente una «moralista» sino una cuestionadora de la doble moral de la sociedad de su tiempo. Por sus posturas liberales fue aclamada por sus admiradoras como «Reina Victoria» y denostada por sus censores y críticos hipócritas que se referían a ella como la «Señora Satanás», pero que, a diferencia de ella,  no se pronunciaron contra el aborto, directamente echaban un manto de silencio y de piadoso olvido sobre ese horrendo crimen. Como muchas de las pioneras del feminismo, Victoria Woodhull no fue una feminista políticamente correcta, en medio de una sociedad liberal y conservadora, su semanario Woodhull & Claflin's Weekly fue la primera publicación estadounidense que reimprimió el Manifiesto Comunista. 

Victoria California Claflin nació en el pueblo rural de Homer, Licking County, Ohio. Creció en un hogar pobre en esa zona rural de Ohio. Victoria Claflin era una adolescente campesina a mediados de la década de 1850, cuando la apertura del Canal Erie y la extensión de las líneas de ferrocarril animaron a muchos jóvenes de «buenas familias» del Este a probar suerte en el Oeste norteamericano. Uno de esos jóvenes, era Canning Woodhull, un médico de Rochester, Nueva York, que llegó a Mount Gilead para ejercer su profesión. El recién llegado de veintiocho años no solo tenía una profesión considerada respetable sino que traía consigo un pedigrí familiar de mucho peso. Dijo que era hijo de un juez y sobrino del alcalde de la ciudad de Nueva York. Su camino se cruzó con el de la quinceañera Victoria Claflin cuando fue llamado por su familia para tratarla por una fiebre reumática que la afligía desde 1851. «Vino como un príncipe y la encontró a ella como una cenicienta», dirá el periodista, editor, poeta y activista abolicionista Theodore Tilton, contemporáneo de Victoria Woodhull y uno de sus primeros biógrafos. El 4 de julio de 1853, el Dr. Canning Woodhull la invitó a un picnic. Después de comprarse un par de zapatos nuevos para la ocasión vendiendo manzanas, la joven campesina Victoria Claflin aceptó la invitación. Cinco meses después, Canning Woodhull se casó con su joven paciente. 

Victoria Claflin se convirtió en Victoria Woodhull el 20 de noviembre de 1853, apenas dos meses después de cumplir sus quince años. Al casarse con su médico, Victoria pudo haberse sentido, como describe su primer biógrafo y admirador, como la heroína de un cuento de hadas, una damisela humilde rescatada de la pobreza y la enfermedad por un joven, atractivo y desconocido príncipe, pero rápidamente se desilusionó de su fantasía. Pronto descubrió que su Príncipe encantador se convirtió en un sapo repugnante. Y que estaba unida a él por restricciones legales en la legislación de su época que eran como una verdadera trampa de la que ella, como mujer, no se podía escapar. Esa ley le permitía compartir el apellido y la fortuna de su esposo, pero la obligaba a seguirlo en la ruina sin importar que el marido fuera un bebedor y un jugador empedernido. La ley le daba derecho a reclamarla si ella lo dejaba, además el derecho a golpearla «siempre que lo hiciera con un instrumento razonable». La decepción de la joven Victoria no terminó con las absurdas restricciones legales le imponían como esposa. Pronto descubrió que su esposo no era hijo de un juez ni, mucho menos, sobrino del alcalde de la ciudad de Nueva York, apenas un primo lejano con el que nunca tuvo contacto. También se enteró de que su esposo no tenía una práctica médica real y, por lo tanto, no tenía una profesión ni unos ingresos estables. Lo que sí tenía y bien a la vista era un repertorio de malos hábitos. 

Tilton es implacable para describir la indecorosa conducta del Dr. Canning Woodhull hacia su esposa. Comenta el biógrafo que en la tercera noche siguiente a su boda, «él le rompió el corazón al permanecer fuera toda la noche en una casa de mala reputación». Según Tilton ese «shock despertó toda su feminidad. Creció diez años de golpe en un solo día». Tilton logra que el lector simpatice de inmediato con su biografiada y descubre que la «Señora Satanás», si acaso lo era, recibió ese estatus por haberse casado con un verdadero diablo. Canning Woodhull era realmente un hombre desagradable y odioso, en esto están de acuerdo con Tilton, otros biógrafos posteriores. Y, en lo personal, luego de haber leído el epistolario de Victoria Woodhull y varias biografías, también encuentro sobrados motivos para su decepción del matrimonio, las leyes y la hipocresía de la permisividad moral de su tiempo. Su grito por la equiparación de la libertad sexual de la mujer nace de su constatación, al igual que Sarah F. Norton y otras pioneras del feminismo, de que la ley de aquel tiempo le permitía al hombre los peores vicios y obligaba a la mujer a soportarlos. Victoria Woodhull se rebeló contra la moral hipócrita de su tiempo, contra la moral permisiva de su época, contra aquellos que veían la promiscuidad sexual masculina, sus vicios y defectos, con buenos ojos, que no censuraban el aborto porque hacerlo era ser políticamente incorrectos, ya que no existía una sola familia que no tuviera uno de estos crímenes por ocultar. Victoria Woodhull se casó ilusionada con el matrimonio y con su esposo. Ambos la decepcionaron por las leyes absurdas que regían en aquel tiempo y el último por su conducta indecorosa que solo le dio una vida de engaños y sufrimientos. El matrimonio con un hombre indecente no solo le había robado su adolescencia y amenazaba con robarle el futuro, lo peor es que le había robado todo lo bueno que para ella representaba el matrimonio. 

Con la visión sencilla e ingenua de una muchacha campesina, Victoria Woodhull describe la idea que ella tenía del matrimonio al momento de casarse: «Supuse que al casarme sería transportada a un cielo no solo de felicidad sino de pureza y perfección. Creí que era lo único bueno que había sobre la tierra, y que un esposo debía ser necesariamente un ángel, imposible de corrupción o contaminación. Imaginé que la ceremonia religiosa era santificación perfecta, y que el pecado de los pecados era para cualquier esposo o esposa lo que había de falso en esa relación». Y a continuación describe con hondo dramatismo cómo fue el brusco despertar de ese sueño que torpemente su esposo destruyó: «Pero, ¡cómo se disiparon mis creencias! El rudo contacto con los hechos ahuyentó rápidamente mis visiones y sueños, y en su lugar vi los horrores, la corrupción, los males y la hipocresía de la sociedad, y mientras estaba entre ellos, una joven esposa como entonces era, un gran gemido de agonía salió de mi alma, haciéndose eco de lo que me vino de casi todos con quienes tuve contacto. Pronto aprendí que lo que había creído sobre el matrimonio y la sociedad era la farsa más inmediata, un velo fabricado por sus devotos para ocultar las realidades y atraer a los inocentes hacia sus trampas. Descubrí que todo apestaba a podredumbre. En todas partes estaba rodeada de hombres y mujeres que se compadecían de mí, por mi simplicidad, y que andaban dispersos en lo que el mundo llamaba su virtud. Me paré a su lado una cosa frágil, y con aterrorizada seriedad le pregunté qué significaba todo esto. Pero recibí solo esta respuesta: "Aprenderás lo suficiente a medida que crezcas sin mi ayuda"».

En el lapso de un solo año, su vida matrimonial se deterioró irreversiblemente. Pero el sufrimiento no terminó en su matrimonio fracasado. Como madre recibiría otro golpe. El 31 de diciembre de 1854, Victoria dio a luz a un hijo, Byron, y aunque el bebé era un niño físicamente hermoso, pronto se dio cuenta de que tenía un retraso mental. «Cuando descubrí que había dado a luz a un despojo humano, a un niño que era un imbécil, mi corazón quedó roto», dijo Victoria. A partir de ese momento, peregrinará por distintos lugares, consultará a distintas madres, tratando de comprender —cuando dio a luz a su hijo tenía 16 años— las causas del retraso mental de Byron. La joven madre llegó a la conclusión de que su hijo era un retrasado mental como resultado del alcoholismo de su padre. Este convencimiento lo tuvo también su hermana Tennessee Claflin, pero hay un testimonio, el de un primo hermano de ambas, que asegura que Byron sufrió de pequeño un traumatismo en la cabeza. Según esta versión, cayó desde una ventana y recibió un fuerte golpe en la cabeza que dañó su cerebro de por vida. Byron era incapaz de trabajar o incluso de conversar y durante toda su vida estuvo al cuidado de varios familiares. Sus últimos años los pasó en Inglaterra bajo el cuidado financiero de su madre. Victoria Woodhull tuvo dos hijos con su primer marido, el Dr. Canning Woodhull. 

Además de Byron, nacido en Chicago, Illinos, fue madre de Zula Maud, nacida a las 4 de la madrugada del 23 de abril de 1861 en el número 53 de la calle Bond, según la biografía de su madre escrita por Theodore Tilton en 1871. Las fuentes discrepan sobre si nació el 23 de abril de 1861 o el 28 de abril de 1863, en la ciudad de Nueva York. En los registros de pasajeros del barco su fecha de nacimiento figura como 28 de abril de 1863. No existe ningún certificado de nacimiento que confirme la fecha.  Algunos autores afirman que Zula nació Zulu Maude y el nombre se cambió a Zula Maud después de que Victoria se fuera a Inglaterra en 1877. Hay un problema con esa teoría. Zula apareció en el censo de 1870 en la casa de James H. Blood registrada bajo el nombre de «Zula Woodhull» y  de 10 años. En una tarjeta del gabinete Bradley & Rulofson de 1874 figuraba su nombre como Zulu Maude Woodhull. Zula no tuvo retraso mental, fue escritora y autora de obras teatrales. Fue editora asociada de la revista británica de su madre, «The Humanitarian». También fue autora de «The Proposal», publicado en 1907 con el nombre de Zula Maud Woodhull. Nunca se casó ni tuvo hijos. Murió en Norton Park, donde también murió su madre, el 12 Septiembre de 1940 a los 79 años de edad. La causa de la muerte fue un carcinoma de mama.

En 1871  Victoria Woodhull se convirtió en la primera mujer de la historia norteamericana en dirigirse a un comité del Congreso de los EE. UU., Y en 1872 se convirtió en la primera mujer en postularse para presidente. Después de la muerte del Dr. Canning Woodhull en 1872, el  hermanastro de Byron, George Blood, ayudó a cuidarlo en la década de 1870. Después de la muerte de su madre, el 9 de junio de 1927, su hermana Zula lo atendió con la ayuda de otros familiares. Byron nunca se casó y no tuvo hijos. Murió el 17 de enero de 1932, a la edad de 77 años, en Hove Brighton, Sussex, Inglaterra. Victoria Woodhull estuvo casada cuatro veces con tres maridos. El primer matrimonio de Victoria fue con el Dr. Canning Woodhull. El segundo fue con el Coronel James Harvey Blood. Ella se casó con él en dos fechas diferentes, la fecha más ampliamente publicada fue el 14 de julio de 1866 en Dayton, Ohio. Se casó en tercer lugar con el banquero británico, John Biddulph Martin, el 31 de octubre de 1883 en la iglesia presbiteriana de South Kensington, Emperor's Gate, Londres, Inglaterra. ¿Cómo es que siendo una luchadora por la libertad sexual o el amor libre se casó cuatro veces? Si bien Woodhull apoyaba el amor libre, para ella significaba tener libertad para casarse, divorciarse y tener hijos sin la interferencia de ninguna autoridad gubernamental ni religiosa. Sin embargo, solo con el Dr. Canning Woodhull tuvo descendencia. 

Dediqué bastante espacio a Victoria Woodhull, no solo porque es una figura interesante de la primera camada de feministas, sino porque me permite abordar el posterior giro de su pensamiento antiabortista hacia la eugenesia. Algunos especialistas tienden a dividir su vida en dos fases distintas: su etapa temprana, progresista y comprometida con el amor libre, el divorcio y el sufragio femenino y su posterior etapa conservadora y partidaria de la eugenesia. Otros, especialmente los partidarios del aborto y la eugenesia, intentan mostrar una conexión entre ambas etapas. Sugieren que  ambas etapas están más interconectadas de lo supuesto anteriormente, y que necesitan ser revisadas para poder entenderla en su contexto. Los partidarios de la eugenesia intentan mostrarla como una feminista que apoyó el infanticidio eugenésico. Para hacer esta afirmación se basan en varios de sus ensayos sobre el tema, el más explícito es «Stirpiculture; or, the Scientific Propagation of the Human Race» (1888), escrito a los 50 años de edad. 

Para febrero de 1888, fecha de la publicación de su folleto, Victoria Woodhull, ya era conocida por una defensora del amor libre y el divorcio y una sufragista estadounidense prominente. Si bien varias de sus biógrafas feministas la colocan como una las primeras expositoras de los principios eugenésicos tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña y hasta se la considera como una precursora de las ideas de Francis Galton,  pues ella comenzó a defender las prácticas eugenésicas a principios de la década de 1870, antes de que aquel incluso acuñara el término «eugenesia», un estudio más profundo de las raíces de su pensamiento eugenésico se hunden en su asociación con la controvertida Comunidad Oneida. Entre 1869 y 1879, un grupo cristiano comunitario, denominado Comunidad Oneida, emprendió un experimento eugenésico pionero llamado «Stirpiculture» en el estado de Nueva York. La «Stirpiculture» fue un programa de concepción familiar planificada, experiencia de la que resultó el nacimiento y la crianza comunitaria de cincuenta y ocho niños, nacidos de miembros seleccionados de la Comunidad Oneida, una secta espiritualista utópica, una de las tantas que prosperaron en aquella época, que practicaba el amor libre y, según se dice, solo permitía que sus miembros «avanzados» o «superiores» se convirtieran en padres.  La Comunidad Oneida unía la religión y la ciencia para proporcionar un marco espiritual y científico para la procreación. El ideólogo de la comunidad y principal impulsor de la «stirpiculture» fue John Humphrey Noyes, un pensador temprano de la eugenesia. «Stirpiculture», es un término que es casi sinónimo de eugenesia, y Victoria Woodhull lo adoptó a partir de sus vinculaciones con la Comunidad Oneida. 

No se puede entender su cambio de postura respecto al aborto sin tener en cuenta su experiencia de vida. Este giro es tardío y mucho tiene que ver, a mi juicio, su experiencia como madre de un niño con retraso mental. El hijo de Woodhull, Byron, tenía discapacidades en su desarrollo mental, y esto combinado con la identificación que hizo Woodhull de la discapacidad de su hijo con el alcoholismo del padre del niño, su propia juventud e inexperiencia la convenció que la herencia estaba relacionada con la aptitud física, mental y emocional de los padres. Es probable que sus propios orígenes pudieran influir más de lo sospechado en su posterior adhesión a los puntos de vista eugenésicos.  Su convencimiento de que la degeneración mental de su hijo Byron era consecuencia del alcoholismo de su esposo, no le permitió considerar la posibilidad de que el mal también pudiera ser transmitido por ella misma a través de sus propios genes, ya que Victoria Woodhull también era hija de padres alcohólicos, tanto su madre Roxanna «Roxy» Hummel Claflin como su padre Reuben «Old Buck» Buckman Claflin eran dos bebedores consuetudinarios de wiski de maíz, al igual que muchos de sus vecinos. 

Victoria fue la séptima de diez niños, de los cuales solo seis llegaron a la edad adulta. Homer, Ohio, era aquel tiempo un pueblo rural de unos cuatrocientos habitantes que, mayormente, profesaban la fe metodista. En los campos se cultivaba trigo y maíz. Día tras día, ocho destilerías producían cargamentos en wiski de maíz.  Los caminos de tierra en Homer eran casi una ciénaga. Las zanjas, cavadas a lo largo de los lados para contener las lluvias de primavera que inundaban las carreteras y los campos, estaban contaminadas y obstruidas por toda clase de desperdicios. La malaria, el cólera y el tifus eran causa común de mortandad infantil. Después de que Roxy perdió a un niño por tifus, comenzó a tratar las enfermedades de sus hijos con algo nuevo en la escena estadounidense: el mesmerismo. Roxy vio su primera demostración de mesmerismo en una feria local donde Buck la había puesto como adivinadora de la fortuna o quiromántica leyendo las líneas de las manos, junto a una vaca de dos cabezas y un encantador de serpientes. El único dinero de «Old Buck» provenía del ejercicio de estos oficios extraños y de sus engaños y estafas. Fue vendedor de aceite de serpiente como remedio milagroso para curar todo tipo de males. También compró un molino ruinoso, lo aseguró por una gran cantidad de dinero y le prendió fuego. Los agentes de la aseguradora descubrieron el delito de «Old Buck» y tuvo que salir huyendo con toda la familia llevándose solamente lo puesto. La ingesta excesiva de alcohol era parte de la vida normal de los niños Claflin que vivían en condiciones miserables bajo el gobierno caótico de dos padres alcohólicos. El alcohol era una excusa del padre de Victoria para golpear a la esposa y a los hijos.  Su madre, «Roxy», era analfabeta e hija ilegítima, y seguidora del médico y terapista alternativo austríaco Franz Mesmer y del nuevo movimiento espiritualista. 

Según los testimonios de sus primeros biógrafos, todo parece indicar que «Roxy» padecía de cierta debilidad mental o de algún trastorno mental. Victoria diría más tarde que su madre era espiritista antes de que existiera tal movimiento. Roxy solía contarle a sus pequeños hijos acerca de sus alucinaciones que ella interpretaba como visiones espirituales, probablemente inducidas por su alcoholismo y quizás sufriera algún tipo de crisis epiléptica. En una de esas alucinaciones, Roxy vio como Jesús extendió sus manos ensangrentadas hacia ella y en otra de sus alucinaciones vio al diablo y pudo reconocerlo porque tenía una pequeña cola roja y un par de pezuñas hendidas. El biógrafo de Victoria, Theodore Tilton, escribió más tarde que «Mamá Roxy», solía atormentar y acosar a sus niños hasta verlos espantados de miedo, entonces comenzaba a reír histéricamente y a aplaudir como una posesa. Tilton dice que el alma de «Mamá Roxy» estaba compuesta en partes iguales de Cielo e Infierno, rezaba con tanta devoción hasta que sus ojos se inundaban de lágrimas, pero al momento siguiente maldecía con el mismo fervor hasta que sus labios quedaban blancos como la espuma. Tener cambios de humor es algo normal, hay situaciones que pueden causar oscilaciones del estado de ánimo que nos hagan pasar del llanto al enojo en poco tiempo. Sin embargo, este no parece haber sido el caso de «Mamá Roxy», sufría cambios en el estado de ánimo constantemente y de forma brusca, pasando de la euforia a la depresión en un mínimo periodo de tiempo. La ciclotimia, cuando se transforma en un trastorno del estado de ánimo crónico con variaciones de episodios hipomaníacos y depresivos, ya deben enmarcarse en un cuadro de las patologías psiquiátricas. Las patologías psiquiátricas, particularmente trastornos del humor, son frecuentes en pacientes con epilepsia.  

La insistencia casi obsesiva de Victoria Woodhull en sus escritos sobre eugenesia de esterilizar a los locos, a los borrachos, a los epilépticos, se hace clara cuando conocemos su historia familiar. No la motiva, como a Francis Galton, un racismo biológico, la idea de crear seres perfectos, sin defectos físicos, sino la angustia de haber traído al mundo a un hijo mentalmente retrasado cuyo mal ella atribuyó siempre al alcoholismo de su marido. Ella propone la eugenesia como método de segregación y esterilización de quienes puedan transmitir taras hereditarias de padres a hijos como sus padres, su marido o quizás ella misma. Buck Claflin, era un déspota con su esposa e hijos. Tanto su mujer como sus hijos eran tratados como objetos de su propiedad y casi inútiles. Después de una golpiza particularmente brutal, el hermano favorito de Victoria, Maldon, huyó y nunca más se supo de él. Tilton, que parece haber estado enamorado de Victoria, escribió que de niña fue como una esclava o un convicto por «Old Buck». Su padre fue imparcial en su crueldad hacia todos sus hijos; su madre,  mientras tanto se mantenía al margen con una indolencia cercana a la apatía. Según Tilton, a  veces era ella quien instigaba al marido para que castigase a los niños, y en otras ocasiones los protegía de sus golpes. El padre de Victoria Woodhull fue un pícaro que arruinó su infancia pero tal vez, sin querer, la preparó para afrontar las dificultades futuras, la hizo una mujer de carácter, audaz, fuerte y aguerrida. Los sobresaltos de su niñez le impidieron una educación formal, pero viendo su carrera posterior podemos darnos una cabal idea de su capacidad e inteligencia. Su madre también influyó en sus ideas espiritualistas, ya que Victoria Woodhull también se labró cierta fama como médium espiritista. Su curiosidad y deseos de cultivarse la hacían permeable a toda clase de «novedades» pseudocientíficas como el espiritismo, el mesmerismo, la stirpiculture o posteriormente la eugenesia. Tanto la stirpiculture como la eugenesia no son ciencias, son dos teorías pseudocientíficas que pueden encuadrarse dentro del biologismo evolucionista y el racismo angloamericano surgido entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. 

Sus primeros discursos sobre la eugenesia comenzaron en 1871 (aunque ella se refirió al concepto como «stirpiculture»), fueron importantes para las leyes de esterilización en los Estados Unidos, y para el movimiento de control de la natalidad impulsado por Margaret Sanger. Pero sin duda, los hombres de su familia, su decepción de ellos, son la base de su pensamiento eugenésico. A Byron lo vio crecer como un hombre que siguió siendo un niño pequeño toda su vida. En este ensayo hay un pasaje muy llamativo que demuestra que las observaciones de Woodhull sobre la eugenesia tiene un origen en la propia experiencia familiar, matrimonial y materna cuando escribe: «We build institutions in order to incarcerate the insane, the idiots, the epileptics, the drunkards, the criminals, &c. If the lower organism of animals were subject to such infirmities and propensities, we should soon exterminate them; and yet we have not thought it needful to take measures to eradicate them from the highest organism, man. All such propensities have been contracted or acquired by the parental organism, or during the life of the individual itself, and have become hereditary in the offspring, reproducing itself so exactly as to develop itself at the same age in the offspring as when acquired by the parent». [«Construimos instituciones para encarcelar a los locos, a los idiotas, los epilépticos, los borrachos, los criminales, etc. Si el organismo inferior de los animales estuviese sujeto a tales debilidades y propensiones, pronto deberíamos exterminarlos; y sin embargo, no hemos pensado que sea necesario tomar medidas para erradicarlos del organismo más elevado, el hombre. Todo esas propensiones han sido contraídas o adquiridas por el organismo paterno, o durante la vida del individuo mismo, y se han vuelto hereditarios en la descendencia, reproduciéndose tan exactamente como para desarrollarse a la misma edad en la descendencia como cuando fue adquirida por el padre».]

Si la campaña de esterilización y el infanticidio eugenésico que sus ideas contribuyeron a impulsar en los Estados Unidos se hubiera puesto en práctica antes de 1830,  los propios padres de Victoria Woodhull hubieran sido esterilizados para evitar que tuvieran una descendencia degenerada y ella nunca habría nacido, porque todas las taras que ella expone en sus escritos sobre eugenesia se encontraban tanto en su padre como en su marido. 

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